DEGRADACIÓN DE LOS SUELOS, UN PROBLEMA QUE INCUMBE A LA SOCIEDAD (I)

Entrevista al Prof. Jorge de Orellana* por el Lic. Enrique A. Rabe, del Area de Comunicación Social del Ceride**.

¿Qué se entiende –desde el punto de vista técnico o científico– por suelo?
El suelo es la parte superior de la corteza terrestre. Alguien lo definió como La piel de la tierra, ya que su espesor -variable de un lugar a otro- va desde unos pocos centímetros, en regiones áridas o de montaña, hasta varios metros, en los trópicos. Pero el suelo no es una superficie, sino un cuerpo tridimensional: a la superficie que vemos hay que atribuirle un determinado espesor que varía entre 1 y 2 metros en nuestra región, aunque los cultivos anuales sólo utilizan los primeros 30 a 50 cm.

¿De qué resulta ese espesor?
Simplemente, de la natural modificación del o de los materiales que, hace muchos siglos, fueron depositados en el lugar por el viento, algún río, la erupción de los volcanes cordilleranos u otro fenómeno geológico. Luego, a lo largo del tiempo, la configuración y la composición de esos materiales fueron modificados por las siguientes causas:

Cabe destacar que es justamente la actividad biológica la que diferencia a un suelo de una roca (en sentido geológico, cualquier mezcla de minerales, sueltos o consolidados).

¿Y qué genera la acción conjunta de los cambios térmicos, de las lluvias...?
Produce una serie de capas paralelas a la superficie, denominadas horizontes, identificados con letras: A (El superior, lavado por las lluvias y con mayor actividad biológica), B (Donde se acumulan sustancias arrastradas desde más arriba por el agua que se infiltra) y C (Material de origen del suelo, poco modificado). De hecho, el horizonte A es el más fértil pues contiene la mayor parte de materia orgánica viva o muerta, en estado natural o biodegradada. Esto último constituye el humus, de gran importancia en el tema que nos ocupa.

¿Cuáles son sus características?
El humus es un conjunto de sustancias complejas que ha resistido parcialmente a la biodegradación microbiana. Retiene agua y nutrimentos para las plantas y es de color oscuro (de allí que a la tierra fértil se la llame "tierra negra)". Algo pegajoso, actúa como adhesivo entre las partículas minerales. Se forman así gránulos o terrones, que en Edafología se denominan agregados, cuya disposición da a cada suelo una configuración particular conocida como estructura del suelo. Éstos tienen formas redondeadas o esferoidales, por lo que dejan espacios libres entre sí, generando una trama porosa por la cual penetran las raíces y circulan el aire (para la respiración de raíces, bacterias aerobias y otros seres que viven en el suelo) y el agua que contiene disueltas sustancias nutritivas para las plantas.
De modo que el humus es un constituyente esencial para cualquier suelo agrícola, actuando tanto en la función de nutrir vegetales y organismos del suelo cuanto en generar la trama porosa mencionada. La falta de aportes orgánicos y la excesiva biodegradación del humus marcan el comienzo del deterioro del suelo: así se inicia su degradación.

¿Qué importancia tienen los suelos para la vida sobre el planeta?
Los suelos sostienen físicamente y alimentan químicamente a las plantas, y constituyen el sustento de los animales (y del hombre). Por lo tanto, son la base de la alimentación de los seres vivos terrestres.

¿Cómo "funciona" un suelo?

  1. En primer lugar, constituye un habitat para los numerosos seres que habitan en él. Para ello debe reunir una serie de requisitos mínimos, que varían según la calidad de la vegetación.
  2. Además, su trama porosa permite respirar a sus habitantes y, por supuesto, a las raíces.
  3. También retiene agua entre una lluvia y otra, para cederla gradualmente a las plantas, es decir que actúa como amortiguador de la irregularidad del suministro pluvial de agua.
  4. También provee a las plantas de la mayoría de los nutrimentos, que ingresan por las raíces, disueltos en el agua del suelo.
¿En qué consiste la degradación de los suelos?; ¿qué consecuencias trae?
La degradación consiste en el deterioro de su calidad y, consecuentemente, de su aptitud productiva. Ese deterioro le impide cumplir plenamente las funciones citadas para con las plantas. Por lo general se inicia con la desaparición de la vegetación natural que los cubre y con la roturación excesiva. Ambas prácticas exponen al suelo a la radiación solar directa, lo oxigenan excesivamente y facilitan la muerte de muchos de sus pequeños habitantes. Todo conduce a acelerar la biodegradación del humus, con lo cual desaparecen los agregados, y con ellos la trama porosa que éstos habían generado. El agua y el aire ya no circulan con facilidad, la superficie del suelo se apelmaza y hasta puede tornarse impermeable, con lo cual el agua de las lluvias, en lugar de almacenarse en su interior, se pierde por escurrimiento superficial y se hacen frecuentes los encharcamientos y anegamientos cada vez que llueve. Los rendimientos de los cultivos declinan y la explotación se hace cada vez menos rentable.

(*) Edafólogo (especialista en suelos), realizó estudios superiores agronómicos en Francia (1959/60). Es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y Profesor Titular de Edafología en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Litoral. Ha sido distinguido con una Mención Honorífica por la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires. Prestó servicios en el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Provincia de Santa Fe y realizó trabajos para las universidades nacionales de Entre Ríos, UBA, Río Cuarto, del Sur, el INTA y otras instituciones.
(**) Centro Regional de Investigación y Desarrollo de Santa Fe.

CERIDE – FCA (UNL)

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