MAL DE LOS RASTROJOS


Investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto - UNRC- (Córdoba) han caracterizado los hábitos de los roedores reservorios del virus "Junín" -causante de la Fiebre Hemorrágica Argentina (FHA)-, y dar un paso más en la lucha contra este mal que afecta una gran zona del país.

Desde hace más de diez años se estudian en la UNRC las poblaciones de roedores reservorios del virus Junín, a fin de obtener información sobre su dinámica poblacional para desarrollar acciones de control.

Hasta ahora, los resultados más notables refieren a varios aspectos del conocimiento sobre los roedores. Se tienen prácticamente caracterizados la dieta y los hábitos alimentarios de muchas de esas poblaciones, lo que permite -por ejemplo- diferenciar cómo explotan la disponibilidad que les ofrece el ambiente.

Según el biólogo Jaime Polop, director del proyecto, hay diferentes etapas (conocimiento de los aspectos reproductivo, de alimentación, crecimiento, desarrollo, uso del espacio y tiempo), las que se integran para tener información sobre la evolución numérica y espacial de las poblaciones. Con los datos anteriores se puede ejercer algún tipo de control.

LOS CONTROLES

Cuando se identifica una comunidad de roedores, integrada por 5 ó 6 poblaciones, se detectan los hábitos alimentarios de las vinculadas directamente con la enfermedad, así como los de las no vinculadas. Estas últimas, a veces, pueden colaborar en el control de las primeras. Entonces, cuando se sabe qué come cada una de ellas, se puede equilibrar la alimentación preferida por una u otra y, así, se las puede controlar.

Desde el punto de vista del uso del tiempo, se pueden conocer los horarios en que los roedores salen para comer o para otras actividades, y se ha determinado que hay poblaciones que lo hacen en horarios distintos. Eso es importante porque, si se sabe la hora en que salen, se pueden implementar, en esos horarios, mecanismos que accionen negativamente sobre esa población.

En el momento en que la FHA se caracterizó no se sabía quiénes la transmitían, no se había identificado el reservorio. Hoy, ya conocido, se busca disminuir las poblaciones de roedores a valores sanitariamente aceptables, para reducir la probabilidad de que el ser humano pueda entrar en contacto con ellos o sus productos. "No es lo mismo pensar en un hombre de campo, que trabaja en un ambiente donde haya 5000 ratas por ha., que en uno que lo haga donde haya la mitad o menos. Las probabilidades varían. Para ello se maneja el espacio donde los roedores se encuentran, quitando lo que a ellos les puede servir de alimento, o cambiando la cobertura vegetal del suelo, de manera que no puedan resguardarse", señala Polop.

También se pueden usar métodos mecánicos, químicos o de otro tipo para actuar sobre los animales. Aunque en el caso de los roedores, los métodos de control son complejos porque son muy prolíficos. Además, su capacidad de explotación del medio hace que tengan un alto nivel de sobrevivencia.

El equipo de trabajo de la UNRC experimenta en zonas "limpias", donde no se han encontrado personas que hayan contraído la enfermedad allí mismo. Se ha cubierto parte del Departamento Río Cuarto y zonas rurales. Se trabaja también en el norte de la provincia de Córdoba, en zonas probadamente limpias.

EL CICLO DE LA ENFERMEDAD

El agente causal de la FHA es el virus Junín, que, a su vez, tiene como reservorio a un par de especies de roedores silvestres -Calomys musculinus y Calomys laucha-. Durante años se creyó que el virus jamás los afectaba, pero se ha detectado que, en ciertas condiciones del animal, el virus puede afectarlo, sin llegar a provocarle la muerte.

Los Calomys roen todo lo que pueden, y causan muchos problemas económicos, no tanto por lo que consumen sino por lo que destruyen. El roedor elimina el virus al medio a través de la saliva y de la orina, las que esparce por doquier.

Así, el virus llega al hombre a través de distintas vías: una herida en la piel, un objeto contaminado en la boca, o las hierbas contaminadas, llevadas por el viento, pueden entrar en contacto con la boca, ojos o nariz, y contagiar.

Cuando el virus penetra en el hombre, se desarrolla una primera etapa durante la cual no se ven signos clínicos. Después de ese período comienzan los síntomas, semejantes a una gripe, y que pueden tener tres tipos de derivaciones: nerviosa, hemorrágica o mixta. La primera afecta algunos centros nerviosos motrices que producen en el paciente una incoordinación de algunos tipos de movimientos "finos", y temblores en las manos y la lengua. La segunda afecta los vasos sanguíneos de distinta manera, lo que provoca hemorragias de gravedad diversa. La mixta combina las dos anteriores. Ante cualquiera de estos cuadros, tomados a tiempo, el individuo puede recuperarse.

Antaño, cuando la enfermedad no se había identificado, los síntomas primeros -fiebres, dolores articulares y de cabeza, y decaimientos- se confundían con gripe, y como tal los médicos la trataban, por lo cual moría mucha gente.

Actualmente, los pacientes que concurren a tiempo, reciben plasma de convalescientes, o sea, suero de un individuo que ha estado enfermo. Ese suero tiene anticuerpos que, al ser incorporados a la sangre del nuevo paciente, actúan sobre el virus, inactivándolo y reforzando la producción de anticuerpos. Con este método se ha logrado bajar la mortalidad en porcentajes importantes.

Además, hay una vacuna elaborada sobre la base de una cepa que han logrado investigadores argentinos en EE.UU., con la cual se ha inoculado una gran parte de población de riesgo, aunque todavía no se conocen los resultados de la vacunación.

LAS DIFICULTADES

Las características de la FHA sólo permiten controlarla. Si fuera una enfermedad que se contagiara únicamente de hombre a hombre, sería más fácil, pero una zoonosis necesita del conocimiento de los hábitos del animal reservorio para combatirla. Entonces hay que elaborar estrategias.

La FHA no es la única en su tipo; también existen fiebres hemorrágicas en Bolivia, de características y virus similares. La FHA se ha detectado en nuestro país solamente, y el virus que la ocasiona es autóctono y fue aislado, por primera vez, en pobladores de Junín (Bs. As.).

Los roedores reservorios, en distintos tamaños poblacionales se distribuyen en todo el país hacia el norte del río Negro, y no todos están infectados. El área endémica abarca partes de Buenos Aires, Santa Fe, La Pampa y Córdoba, y hay varios centros de investigación en el país que estudian la FHA.

(C) "Voces" (UNRC) - CERIDE -

 
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